sábado, 21 de noviembre de 2015

“Hacé un partido y ganá las elecciones”

Y la verdad es que sí. “Hacé un partido y ganá las elecciones” puede parecer muy democrático. Salvo que quien lo afirme sea el presidente de todo un pueblo. Mañana veremos qué piensa ese pueblo.
Comencé a hacer mi programa de radio en noviembre de 2006. Con muchas ganas, de iniciar una nueva fase de mi profesión, que purgaba por salir. Se trataba de contar las noticias, y comentarlas, utilizando los recursos y conocimientos que había aprendido. Era otro país. Como siempre, había cosas que te gustaban, otras que no. Pero se podía respirar. Había algún tufillo a "Skanska", pero vivíamos con baja inflación. Muchos de mis colegas criticaron el pago al contado al FMI. Yo defendí esa medida, porque pensé (y lo sigo haciendo), que lo mejor que puede pasar a nuestro país es tener las menores deudas posibles. Igual, el Central seguía aumentando sus reservas, nos íbamos re-equipando, estábamos creciendo. Y aunque me daba cuenta de que usaban la causa de los derechos humanos en beneficio propio, pensaba que al menos, con irregularidades, era un avance más.
Hasta que una mañana, de febrero de 2007, al iniciar mi tarea, me ocurrió lo que no debería a un comunicador. Me saqué al aire. Recién empezaba, y me saqué! Es que nunca en 40 años me había pasado que un gobierno me mienta con el cuánto habían aumentado los precios de un mes al otro. ¡No se hizo nunca! Eso no se hace. No le podés mentir a tu gente, sólo porque tenés el poder. No cuando todos vamos a hacer las compras al supermercado y vemos que un litro de leche cuesta el doble (el doble real) que durante la endemoniada década menemista.
Abrieron la puerta. Hoy Juan Carlos de Pablo compartió que "Cuando Néstor Kirchner dejó el poder, había superávit fiscal, superávit comercial y el dólar tenía un valor único". Es cierto. Pero al finalizar su primer mandato, se puso temeroso y ambicioso, al mismo tiempo. Se quiso empachar de poder. Gula, le dicen. Encima, en aquella época, mis colegas de Clarín lo apoyaban. El Gato y Marcelo entrevistaban a la oposición con el mismo ahínco que ponen frente al actual oficialismo. Y tras la "transversalidad", siguió la idea de perpetuarse en el poder (y en el dinero), esquivando el espíritu de la Constitución, alternando las presidencias entre cónyuges.
Nos prometieron el tren bala. Balita. Ciencia como en Alemania. Pluralidad de voces. Pero empezó el 2008 y el señor quiso comprar Clarín. Y no se lo quisieron vender. Y a alguien de rulos se le ocurrió que se podía recaudar más estafando a los que sembraban soja, total "quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón", pensarían. Más gula. Entonces fueron contra el campo. Y contra Clarín. Y contra las libertades. Y empezó la más impúdica compra de actores, cantantes, productores y periodistas que hayamos visto. Y armaron la ley de medios, para "pluralidad de voces", cuando en realidad era para callar a una, que ya no se mostraba como en el 2007. Y vino Antonini Wilson con su valija. Una de tantas.
Hasta que un día se murió. O lo murieron. Algún hijo, o vaya a saber quién. Y la viuda se quedó sola. O llena. Según se mire. Y se apiadaron de ella. De ella, que no tuvo piedad. Que quiso ir por todo. Que manipuló a jueces. Que hasta hizo desnudar a personas. Que creó cadenas de hoteles. Que nos dijo que se enriqueció siendo "una prestigiosa abogada", pero nunca mostró su título. Que un día se mojó el pelito y se embarró con botas de goma tras bajar de un helicóptero. Y después criticó a los que se embarran. Pero la gente se apiadó. Porque perdió a su esposo. Y porque tuvo una enfermedad. Una tras otra. Y porque no obstante basurear durante años al Papa, después besó al Papa, una y otra vez. Todo el mundo tiene derecho a cambiar. Y porque cuando los argentinos tenemos un pesito en el bolsillo, una tele grande y un aire acondicionado, y podemos cambiar el auto usado, preferimos taparnos la nariz, y esquivar los aromas nauseabundos.
Pero nosotros no queremos esto. No queremos que alguien nos diga que le da asco, si pensamos diferente. Y menos que le paguen, para que diga eso. Y mucho menos, pero mucho menos, que chicos se mueran de hambre, mientas algunos bufones se llevan bolsos pesados en aviones que también pagamos nosotros.
Y un día nos despertamos, y nos dijeron que no podíamos comprar más dólares. ¿Por qué? Porque no. ¿Pero su marido sí pudo? Él sí. Pero él es un barrilete cósmico, y vive en el Arsat. Mientras el nene juega a la play. Y come. Y come. Y otros, no comen. Y otro día se le ocurrió que como la gente no la quiere escuchar, iba a salir entonces todos los días por cadena nacional. Y al que no le guste... Total, siempre está el coro pago que acompaña. Y la leche? La leche ya valía el triple de lo que costaba antes. ¿A quién no le gustaba jugar al estanciero de chico? A quién no le gustaba llenarse de billetitos de colores. ¿Quieren papelitos de colores? Tengan. Repartan. Con un papelito, hace 10 años se compraban 100 kilos de yerba. Hoy se compran tres, con el mismo papelito. ¡Pero no hay que devaluar! Sólo ella puede. Solo ella puede llevar el dólar de 3 a 15. Pero devaluar no se puede, es malo.
Nadie niega que se hicieron cosas muy positivas. Lo que jode, es que ¡con cada cosa buena, quisieron sacar tajada! Y que nos mientan. Que con $ 6 se come. Que hay menos pobres que en Alemania. Que nos digan que "Harvard no es La Matanza" (aunque sea cierto). Que maten a fiscales con impunidad. Que repartan la muy justa Asignación Universal por Hijo creada por Lilita Carrió, pero que no la puedan cobrar todos. Y que te impongan un sistema perverso a través del cual, si empezás a trabajar te sacan la AUH, y te amenacen que si no los votás, la podés perder. Siempre hubo periodistas y actores y cantantes pagos, pero nunca en legión como hasta ahora. Siempre hubo cambios de opiniones entre la gente, entre familiares y amigos. Nunca como ahora se gestó la división social. "Divide y reinarás" dice el príncipe. Y muertes, y robos, y droga. Y muertes, y robos, y droga.
Como bien recuerda Osvaldo Bazán en el texto que compartí hace instantes, mañana se verá si hicimos un partido y ganamos las elecciones. Me parece que si eso pasa, los ganadores van a actuar en forma muy diferente a quienes pierdan. Creo que estirarán el brazo, darán la mano. "Tengo una canción, y dos manos para abrazarte" dice la canción. Será porque si todos tiramos, humildemente, para el mismo lado, nos va a ir mejor.
Es un momento histórico. El otro día escuchando a Esteban Bullrich sus proyectos para la educación de nuestros chicos me emocioné. Pensé que la patria estaba perdida. Y a lo mejor, nuestros hijos (los míos y los tuyos), tal vez tengan un futuro como el que soñamos.
Me gustaría que cada uno escriba unas líneas hoy, sobre este momento.

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